Cualquier sector trabaja para optimizar recursos, normalizar y mejorar sus procesos productivos, estandarizar sistemas, y conseguir una mejora continua. Sin embargo, el sector de la construcción se muestra reacio al cambio de paradigma, mostrando una continua incapacidad para absorber cualquier intento de ordenación industrial o implementación de sistemas de gestión productiva.
Esto provoca que los procesos productivos no sean verticales -esto es: que empiezan y acaban- sino que, mayoritariamente, son de carácter horizontal (uno empieza, otro sigue y un tercero lo termina) lo que produce una precariedad del producto y una dificultad añadida para gestionar el proceso. Por tanto, es necesario adoptar modelos industriales, procesos de mejora continua y sistemas de ensamblado para que, de esta forma, se produzca de una vez por todas el proceso vital de industrialización del sector de la construcción.
BIM es el la herramienta perfecta para intentar lograr este fin.
BIM al servicio de la Construcción Industrializada
El Building information Modeling se está implantando de forma generalizada en todo el mundo. Prueba de ello son las numerosas guías de implementación de esta metodología que diversas entidades gubernamentales han publicado en los tres últimos años. En nuestro país el pasado mes de septiembre se público la Guía de Usuarios BIM.
El BIM se fundamenta en el uso de modelos que representan todos los elementos de un edificio, desde sus materiales de construcción hasta sus sistemas de cerramiento, creando un modelo tridimensional (maqueta del edificio) que a su vez es una base de datos, que puede ser gestionada fácilmente durante todo el ciclo de vida del edificio.
Esta maqueta del edificio incluye todos los elementos constructivos del mismo anticipándonos a los posibles errores o colisiones que puedan generarse durante el proceso de diseño a imagen y semejanza de cualquier producto industrializado.
Por esta razón, los profesionales que usan estas tecnologías están aprendiendo a discretizar sus producciones y a sistematizar, cada vez más, la creación de los modelos virtuales que permiten desarrollar sus trabajos de edificación; utilizando como componentes virtuales, elaborados por los propios fabricantes, así como la estandarización de procesos de trabajo y el aprovechamiento de ensamblajes de un proyecto a otro.
El siguiente paso es el aprovechamiento de esta simulación para industrializar el propio proceso de construcción del edificio, ya que el esfuerzo de definición de todos los componentes que se viene desempeñando desde hace mucho tiempo y sólo es necesario enfocarlo hacia sistemas de montaje y ensamblaje programados. De hecho, una de las aplicaciones del BIM es la simulación de los procesos de ejecución de la obra, así que las herramientas para planificar el desarrollo de forma industrializada ya existen en la actualidad. Sólo es necesario aprender a utilizarlas para este fin.
Al mismo tiempo, una de las principales aportaciones de este sistema es la búsqueda continua entre el panorama de materiales y productos de la construcción que pudieran ser idóneos, dentro de la viabilidad económica que supone el realizar unas viviendas “para vender” de la forma más accesible posible. Un proceso de introducción en el proyecto, chequeo estructural y ambiental, puesta en obra y certificación del proceso y de su economía otra vez, permite como en cualquier industria una mejora continua. Gracias al BIM.