El nuevo Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE) del Código Técnico ha traído una serie de modificaciones que están afectando y seguirán modificando la forma de entender, proyectar y construir los edificios del futuro en nuestro país.
El nuevo DB-HE
Veamos cómo hemos llegado hasta este punto en el que nos encontramos. En 1997 se ratifica el Protocolo de Kioto. A partir de éste la unión Europea lanza el conocido como compromiso 20/20/20 (ya se está elaborando el próximo compromiso 30/30/30), del que surgen distintas Directivas que irán encaminadas a regular las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector de la edificación. Con estas Directivas transpuestas a nuestra legislación, hemos visto aparecer la obligación de certificar edificios tanto existentes como nuevos, se han ido aplicando medidas más restrictivas para la demanda y el consumo de la energía en nuevos edificios proyectados y construidos, y hemos legislado el tratamiento de nuestras ciudades para su rehabilitación, regeneración y renovación urbana mediante la Ley 8/2013 incorporando nuevas necesidades energéticas. Finalmente, se ha establecido la modificación de la conocida DB-HE.
Son varios los compromisos que asumirán los nuevos edificios proyectados en nuestras ciudades. Primero, la aplicación a edificios que van a sufrir rehabilitaciones importantes, ampliaciones o bien algún cambio de uso que modifique su perfil de utilización. Además aparece una nueva sección la HE-0 que limitará el Consumo de Energía Primaria no Renovable, que hasta ahora no tenía limitación alguna. Y por último, y probablemente la que afecta en mayor medida a los cambios sobre cómo serán nuestros edificios futuros, el aumento de la restricción de la Demanda Energética de la sección HE-1.
Los cambios que plantea el DB-HE
Si nos planteamos un edificio nuevo bajo la misma manera de proyectar que hemos venido haciendo hasta ahora, tenemos una serie de cambios inmediatos bajo esta nueva normativa, aumentar el espesor y las calidades de los aislamientos térmicos mientras eliminamos al máximo los puentes térmicos. Mejora de la calidad de los huecos, con bajas transitancia térmicas, buenas permeabilidades, correctores del factor solar o baja emisividad según sean las condiciones climáticas y sus orientaciones. Como vemos lo que nos pide la nueva normativa es reducir al máximo las pérdidas energéticas de nuestros edificios a través de la envolvente térmica, ya sea por reducir la transmitancia como por efecto de la estanqueidad del edificio.
Pero debemos tener en cuenta otros factores no tan evidentes pero que sin duda ayudarán a reducir la demanda energética, como pueda ser la compacidad de los edificios, las superficies orientaciones y protecciones solares tanto de los huecos como de los cerramientos opacos o el uso de la inercia térmica del terreno. Estas estrategias, pueden resultarnos más útiles de lo que a priori podamos imaginar y generarán un ahorro no solo energético sino también económico sobre el coste de la obra.
Es por tanto necesario abrir herramientas cada vez más avanzadas para simular energéticamente nuestros edificios, especialmente en aspectos que permitan evaluar el movimiento termodinámico del interior de los edificios, con datos sobre el intercambio de energía por convección, radiación y conducción con la mayor aproximación posible a la realidad, para predecir con mayor exactitud el comportamiento de los edificios durante su vida útil.
Estas modificaciones no son accidentales, y entran de lleno en el nuevo paradigma de arquitectura eficiente para un futuro sostenible.