Con la irrupción de la informática, todos los sectores productivos y empresariales han sufrido y están sufriendo una enorme transformación en todos los ámbitos de su trabajo: contabilidad, comunicación, presentación de proyectos, etc. En la década de los 90 del siglo XX comienzan a desarrollarse y a implantarse progresivamente distintas herramientas digitales que se van diseñando específicamente para la idiosincrasia de cada sector. Poco a poco se estandariza la forma de trabajo adaptada a los distintos programas informáticos, surge la competencia entre los desarrolladores de estos programas y, en la segunda década del siglo XXI, con la llegada de los procesadores de alto rendimiento, los programas alcanzan un nivel de optimización tal, que ya se hace imposible el trabajo sin ellos.
El caso del sector de la construcción no es una excepción. De hecho, de alguna manera, es un caso paradigmático, pues precisamente los programas de diseño industrial y visualización en 3d están en los orígenes de toda la revolución informática en la que nos encontramos sumergidos. Todos estos programas han permitido una mejoría en la optimización de la producción y la sistematización del trabajo gracias a un principio fundamental que está en la filosofía fundamental de todo software informático: su accesibilidad. En efecto, las herramientas digitales han buscado siempre una conexión con el ser humano apelando a la intuición, lo que permite un mayor control sobre procesos complejos que, muchas veces, eran inasumibles por un solo profesional.
Es más: los distintos lenguajes de programación se han extendido de tal manera que ya forman parte de muchos profesionales que no son informáticos. Esto ha supuesto un salto cualitativo en las prestaciones de los programas especializados, pues son precisamente los especialistas los que indican, desarrollan y programan aquellas herramientas digitales que van a necesitar. Los arquitectos y los constructores programan sus propios diseños, sus proyectos se convierten en algoritmos geométricos que pueden representar casi cualquier cosa: elementos del medioambiente, sociales, naturales, funcionales…
Por supuesto, cada arquitecto se dota de una serie de herramientas digitales que van a marcar su sistema de trabajo en sus distintas fases. Algunas de esas herramientas estarán involucradas en todo el proyecto, mientras que otras se corresponderán a una pequeña parte del mismo. El resultado es una optimización máxima del trabajo y una sistematización productiva y competitiva como nunca la ha habido.
Veamos un ejemplo en el uso de algunos de los programas informáticos disponibles en la primera fase de un proyecto arquitectónico.
El dibujo
Es muy habitual el uso de AutoCad cuando se realiza un dibujo en 2D y también, para dibujos vectoriales a mano alzada el programa Ilustrator. En el caso del dibujo y modelado en 3D de nuevo AutoCad puede ser una buena solución. Sin embargo, existen dos programas diseñados para este fin como son Sketch-up y Rhinoceros, del que ya hemos hablado aquí.
El modelado dinámico
Grasshopper es un plug-in para Rhinoceros que facilita muchísimo el modelado dinámico con diseño paramétrico, permitiendo el control de complejos algoritmos matemáticos de un modo sencillo. Todos los algoritmos se presentan con su traducción geométrica, de modo que no es necesario conocer el lenguaje de programación para dominarlo. Eso sí: los arquitectos que dominan la programación, han encontrado en Processing un fiel aliado en lenguaje java simplificado.
Los efectos medioambientales
Ecotect Analysys nos permite controlar “sobre el papel” los principales factores medioambientales que inciden sobre nuestros proyectos cuando estamos acometiendo la parte del diseño energético. Una ventaja que presenta este programa es que su interfaz es muy sencilla y pretende mostrar un control completo sobre todas las herramientas que condicionan la sostenibilidad de los edificios.
La visualización
Todos los programas que hemos presentado tienen un motor de visualización. Sin embargo, una presentación visual profesional requiere de un nivel de detalle en el que deben intervenir otras herramientas, como pudiera ser el famoso Photoshop, o Max y Vray, más preparados para la texturización y la iluminación de los objetos. En cuanto a la “visualización física” a través de maquetas, de nuevo Rhinoceros, con su plugin Rhino CAM, se ha convertido en un paradigma de la maquetación.
La optimización geométrica
La optimización geométrica requiere de un procesador potente que pueda realizar millones de cálculos geométricos para localizar aquel resultado óptimo deseado. Pero junto al procesador, debe ir acompañado un software complejo que permita un trabajo semejante. Galápagos, de nuevo un plug-in para Rhinoceros-Grasshopper es un motor generatriz de algoritmos que está diseñado para tal fin.
Las estructuras complejas
También Rhinoceros, con su plug-in Scan & Solve, nos puede asistir el el estudio de estructuras complejas arquitectónicas y constructivas, pues su matemática se basa en el cálculo por elementos finitos.
El proceso de diseño que hemos descrito, un ejemplo entre muchos, involucra a programas que, en realidad, suponen distintas capas de información que, a su vez, están interconectadas por un mismo lenguaje. Esto permite que muchos de ellos puedan intercambiar información a tiempo real, trabajando en paralelo, dando al proyecto una sensación de “trabajo en equipo” en el que un cambio en uno de los programas se traduce en muchos otros cambios en diversos programas que están tratando elementos relacionados. Todo ello es posible, en gran medida, gracias a las comunidades independientes que desarrollan plug-ins y programas puente complejos que permitan estas interrelaciones. Pero ese es otro tema.